Ventajas y beneficios de la economía circular: ventajas ambientales

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La Economía Circular representa una herramienta estratégica de gran valor para reconducir el actual modelo económico con un enfoque responsable e inteligente de rechazo a la cultura del despilfarro y de la especulación. En esta cuarta entrada del Blog, se analizan los beneficios que puede generar la adopción de la circularidad para el medio ambiente.

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IV – VENTAJAS AMBIENTALES DE LA ECONOMÍA CIRCULAR

La aplicación de los principios y fundamentos de la Economía Circular tiene repercusiones directas e indirectas sobre la calidad del medio ambiente, al favorecer las principales opciones preventivas y correctoras que conducen a la sostenibilidad. Entre las principales ventajas y beneficios que la circularidad genera en este ámbito, destaca su influencia en las cinco áreas reseñadas a continuación.

1 – PREVENCIÓN DE RIESGOS Y GESTIÓN EQUILIBRADA DE LOS RECURSOS NATURALES

La Prevención constituye una herramienta consolidada que ha demostrado su validez en el entorno más inmediato de las personas, como es el ámbito de la seguridad y de la salud laboral. Sin embargo, al plantear con sentido global la sostenibilidad y la gestión de recursos sobre la base de la economía circular, sus principios deben ser aplicados de modo amplio y transversal a todos y cada uno de los aspectos que permitan garantizar la estabilidad del planeta y la calidad de vida de sus habitantes, incluyendo en el proceso el compromiso de participación proactiva y responsable de todos los agentes implicados en ello.

El tiempo ha confirmado la validez de las previsiones y de los postulados generados durante las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente. Durante la primera, la de Estocolmo, realizada en 1972, entre otros aspectos se divulgó una declaración que destacó las características y los límites del modelo tradicional de crecimiento entonces vigente. Pasados más de cuarenta años, salvo tímidas incursiones por parte de algunas organizaciones e instituciones públicas y privadas, aún no han sido adoptadas las medidas elementales y definitivas para reorientarlo de modo verdaderamente eficaz.

Nadie discute hoy la necesidad de tomar medidas para evitar las catástrofes y desastres naturales que acosan cada día con mayor frecuencia e intensidad a países del mundo entero, todas ellas resultado de no tomar a tiempo las medidas para evitarlas, o al menos, para reducir sus efectos negativos. Se cuenta actualmente con medios, métodos y sistemas que los avances tecnológicos ponen a disposición para ser empleados con éxito en la prevención de este tipo de calamidades, entre los cuales, por citar los más conocidos, están la meteorología, las herramientas de geolocalización vía satélite, las técnicas avanzadas de gestión agropecuaria, forestal y de recursos hídricos, y las opciones de formación, divulgación y sensibilización pública por la vía de Internet y de las redes sociales. Todo ello, sin descartar la valiosa contribución que, en materia de control y vigilancia ambiental, pueden prestar de modo solidario y organizado la policía y las fuerzas armadas.

Aplicada con proyección transversal en el ámbito planetario, la prevención en materias ambientales constituye para los países industrializados no solo un reto de obligado cumplimiento, sino también una valiosa alternativa para frenar el deterioro de los recursos de la tierra, y asegurar por esta vía su sostenibilidad. Pero también representa para ellos una herramienta reactiva de gran valor a la hora de corregir los efectos negativos a los cuales han conducido modelos de desarrollo y de progreso a menudo marcados por la irresponsabilidad, la imprudencia y el ejercicio del despilfarro.

En países emergentes, actuar aplicando criterios preventivos constituye un ineludible compromiso, pero también una verdadera oportunidad, aquella que surge de aprovechar el análisis de los errores ajenos del pasado, extraer de ellos las lecciones pertinentes, y capitalizar todo este conjunto en beneficio de la adopción de iniciativas políticas, sociales y económicas que conduzcan a la consolidación de un planeta acogedor, equilibrado y estable.

En todo caso, la adopción de los principios circulares constituye una sólida base para poner en práctica los fundamentos de la prevención de acuerdo con enfoques globales y transversales, un requisito ineludible para lograr la sostenibilidad integral. Pero este enfoque no solo debe ser aplicado a la gestión de los recursos, sino también a todo lo referente a los residuos, área en la cual no solo se ha de hablar de prevención en términos cuantitativos, sino también en sentido cualitativo, puesto que la prevención cualitativa consiste en reducir la peligrosidad de los residuos para evitar efectos nocivos en los seres vivos y el medio ambiente. Reducir o restringir el uso de sustancias peligrosas es también un requisito previo para la implantación de la economía circular, ya que supone favorecer de modo prioritario el empleo de insumos “puros” y la recirculación de materiales valiosos, simplifica los procedimientos para establecer la simbiosis industrial, y permite reducir los costes de la recogida selectiva y de los procesos de reciclaje de residuos.

2 – REDUCCIÓN DE EMISIONES DE DIÓXIDO DE CARBONO

En Europa, a través de estudios llevados a cabo por diversos organismos, entre los cuales destaca la Fundación Ellen MacArthur, ha sido posible llegar a la conclusión de que una senda de desarrollo económico circular podría reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono de aquí al año 2030, si se parte de la comparación con los niveles de emisión actuales. Ello significaría la reducción del 48% de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la movilidad, los sistemas de alimentación y el entorno de la edificación, cifra que podría elevarse hasta valores superiores al 80% en el horizonte del año 2050.

Además, los análisis efectuados en sectores específicos señalan que el Reino Unido, por ejemplo, podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 7,4 millones de toneladas al año, tan solo evitando que los residuos orgánicos sean depositados en vertederos.

3 – REDUCCIÓN DEL CONSUMO DE MATERIAS PRIMAS

Estudios específicos estiman que, orientando la producción por la senda del desarrollo económico circular, es posible reducir el consumo de materias primas en un 32% de aquí al año 2030, y en un 53% de aquí al año 2050, con respecto a la actualidad.

Estas cifras han sido estimadas en función de la optimización en el uso de materiales y demás recursos empleados en sectores industriales diversos y en la construcción, en la aplicación de políticas circulares en el ámbito del empleo de fertilizantes sintéticos, pesticidas y uso del agua en la agricultura, y en la reducción del consumo de combustibles fósiles y electricidad no renovable.

4 – MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD Y DE LA CALIDAD DEL SUELO

El deterioro del suelo supone en todo el mundo un coste estimado anual de 40.000 millones de dólares, sin tener en cuenta los costes ocultos derivados del aumento del uso de fertilizantes, de la pérdida de biodiversidad y de la degradación de entornos paisajísticos singulares. Aplicando los principios de la economía circular es posible incrementar la productividad del suelo, reducir los residuos en la cadena de valor de la alimentación, y recuperar el valor de la tierra y del suelo como activos, al devolverles los nutrientes mediante la acción espontánea de los mecanismos naturales y resilientes de los ciclos biológicos.

Al movilizar el material biológico a través de procesos de compostaje o de digestión anaeróbica para luego devolverlo al suelo, la economía circular permite reducir la necesidad de reposición mediante el empleo de nutrientes adicionales. Por este conducto, el uso sistemático de los residuos orgánicos como fertilizantes puede ayudar a regenerar el suelo y a sustituir los abonos químicos en cantidades dignas de consideración.

 Si se actúa de acuerdo con un enfoque económico circular y de “regeneración dinámica” en los sistemas de alimentación, el consumo de fertilizantes sintéticos en Europa puede llegar a reducirse hasta en un 80% de aquí al año 2050.

5 – REDUCCIÓN DE EXTERNALIDADES NEGATIVAS

Es fácil deducir, porque hechos concretos así lo demuestran, que la economía circular propicia la gestión eficaz de las externalidades negativas, tales como el mal uso del suelo, la contaminación acústica, del aire y del agua, el vertido de sustancias tóxicas, y el cambio climático.

Un claro ejemplo de externalidad negativa lo constituye la pérdida de tiempo ocasionada por la congestión del tráfico de vehículos en ciudades y carreteras. La adopción de modelos circulares en el ámbito de la movilidad y del transporte puede beneficiar a los ciudadanos al inducir, mediante estrategias adecuadas, nuevos modelos de comportamiento y de trabajo en este terreno, así como en el del diseño urbanístico. Se estima que por esta vía es posible reducir el coste del tiempo perdido como consecuencia de las congestiones en un 16% en el año 2030, y en casi un 60% en el año 2050.

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