La contaminación atmosférica puede contribuir al deterioro mental y la demencia

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Una revisión de casi 70 estudios epidemiológicos examina la relación entre la contaminación atmosférica y el deterioro de la capacidad mental y la demencia en personas mayores.

CONTAMB

El Committee of Medical Effects of Air Pollution (COMEAP) de Reino Unido ha realizado un informe oficial que analiza la relación entre la exposición a la contaminación atmosférica y el deterioro cognitivo y la incidencia de demencia. El texto, recientemente publicado por la Health Security Agency, (adjuntamos el texto completo) ha revisado casi 70 estudios epidemiológicos que examinan la posible relación entre la contaminación atmosférica y el deterioro de la capacidad mental y la demencia en personas mayores. Además, se han considerado estudios sobre cómo la contaminación atmosférica puede afectar al cerebro.

A partir de esta revisión, el informe concluye que es probable que la contaminación atmosférica contribuya al deterioro mental y a la demencia causada por los efectos en los vasos sanguíneos. "Este tipo de contaminación, especialmente la de pequeñas partículas, puede afectar al corazón y al sistema circulatorio, incluida la circulación del cerebro. Estos efectos están relacionados con una forma de demencia, la vascular, causada por el daño a los vasos sanguíneos del cerebro", señala el informe.

Juana María Delgado-Saborit, investigadora distinguida de la Universidad Jaume I de Castellón (UJI) del programa GenT de excelencia, ha formado parte del equipo de expertos, junto a profesionales de la Universidad de Exeter, la University College London, la Universidad de Bristol, la Queen Mary University of London, la Universidad de Southampton, el Imperial College London y la Health Security Agency de Reino Unido.

Delgado-Saborit destaca "la consistencia entre los estudios que indican que la exposición prolongada a la contaminación del aire puede contribuir al deterioro cognitivo de forma global y la demencia en las personas mayores. También es probable que reduzca su conciencia espacial, es decir, la capacidad de comprender el movimiento de los objetos que nos rodean. Consideran que la hipótesis de que los efectos de los contaminantes del aire en el sistema cardiovascular tengan un efecto secundario en el cerebro es bastante sólida".

El comité de expertos ya concluyó en 2018 que la exposición a largo plazo a los contaminantes del aire daña el sistema cardiovascular. Por lo tanto, se cree probable que los efectos cardiovasculares tengan un efecto en el suministro de sangre al cerebro. "Y esto, probablemente podría conducir a daños en el cerebro. Por otro lado, todavía se requiere más investigación para determinar si existe un efecto directo de la exposición a contaminantes del aire y el deterioro de las funciones mentales a los niveles que se observan en nuestras ciudades", comenta. Existen estudios en modelos animales que indican que las partículas pueden entrar en el cerebro y causar daño neurodegenerativo. Sin embargo, matiza, "dichos estudios han trabajado con concentraciones superiores a las que las personas estamos expuestas en la vida diaria. No obstante, indican que una serie de contaminantes del aire comunes en el entorno urbano pueden afectar la función cerebral".

La especialista apunta el gran interés que este tema ha suscitado entre la comunidad científica, "apreciándose un aumento exponencial en el número de estudios epidemiológicos que informan sobre asociaciones entre las concentraciones de contaminantes del aire y el deterioro cognitivo acelerado y la demencia". Esto ha ocasionado una actualización constante de la revisión de la evidencia científica favoreciendo el consenso de los expertos en las conclusiones extraídas.

Por otro lado, debido al gran abanico de contaminantes estudiados, así como de las funciones mentales o índices de deterioro cognitivo examinados en dichos estudios, "es difícil establecer qué contaminante es el responsable de los efectos observados. Para ello se requiere más investigación. Aun así, todos los contaminantes evaluados están relacionados con emisiones de fuentes de combustión, particularmente el tráfico". Dichas fuentes son las mismas que emiten contaminantes asociados al cambio climático. Por tanto, medidas encaminadas a reducir las fuentes de contaminantes en áreas urbanas tendrán un doble beneficio en la salud global. "Por un lado, reduciendo los efectos en salud asociados a contaminantes de la calidad del aire, y por otro minimizando la contribución de nuestras actividades al cambio climático", remarca.

Recomendaciones

El COMEAP no especifica sobre cómo calcular los efectos de la contaminación atmosférica en la incidencia de la demencia, dado que no consideran posible combinar los resultados de los estudios disponibles en la actualidad para establecer una estimación de las relaciones entre los contaminantes y la demencia. Por este motivo, se han formulado una serie de recomendaciones para la realización de nuevas investigaciones en esta línea. "Se recomienda implementar estudios longitudinales que incluyan múltiples pruebas de la función mental y medidas de exposición a varios contaminantes repetidas a lo largo de un periodo largo de tiempo. Estos estudios permitirán identificar cuáles son los períodos críticos o sensibles a lo largo de la vida", expone.

También facilitarán identificar cuál es el contaminante del aire que tiene mayor efecto en la perdida de la función mental y en el desarrollo de demencia. "Esta información posibilitará evaluar el número de personas con demencia consecuencia de la exposición a contaminación atmosférica. Asimismo, permitirá realizar análisis de coste y beneficio que facilitará el diseño de políticas encaminadas a reducir los niveles de los contaminantes críticos en el desarrollo de la enfermedad, aumentando la calidad del aire y reduciendo el coste personal, familiar y social asociado a la demencia", incide.

Entre las recomendaciones para identificar los posibles mecanismos biológicos involucrados, "se propone evaluar la asociación entre la contaminación del aire y los marcadores de acumulación patológica en la demencia, tales como las proteínas Aβ o tau hiperfosforilada, y cambios en la estructura del cerebro en adultos". Además, se recomienda estudiar las posibles rutas de entrada de partículas al cerebro, investigar si existen vías de eliminación de las mismas y si la entrada de partículas "contribuye directamente a los efectos patológicos y cambios funcionales observados en el desarrollo de la demencia".

Fuente: Diariomedico