SE HABLA MUCHO DE SOSTENIBILIDAD, PERO ¿HACIA DÓNDE CAMINAMOS?

Escrito por Prevención Integral - España

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La sostenibilidad es un término que hoy en día se refleja con frecuencia en los escenarios del ámbito mediático, empresarial y social, lo que demuestra la importancia que ha adquirido como elemento de interés general. Pero para que la percepción de su importancia como vía para alcanzar la estabilidad del planeta se traduzca en hechos concretos, el debate no debe limitarse a un simple ejercicio dialéctico, ni transformarse en una moda pasajera de corte especulativo.

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Las reflexiones sobre conceptos relacionados con el medio ambiente apuntan siempre a la misma conclusión: la necesidad de actuar apropiadamente para recuperar la estabilidad de una relación sostenida entre el hombre y su entorno natural. Los indicios de antagonismo entre el ser humano y el medio físico son hoy patentes, producto de un modelo histórico de comportamiento egocéntrico con tendencia al dominio absoluto de los recursos y de la naturaleza, desprovisto de la percepción consciente de las limitaciones y de las consecuencias de las actitudes puramente extractivas y especulativas.

La acción ambiental implica forzosamente el replanteamiento de principios que conduzcan a repensar, sin olvidar sus lecciones, una historia marcada por la distorsión sistemática de los valores más esenciales de la humanidad, y sustituirla por actitudes que permitan recuperar la armonía de la relación entre el hombre y la tierra, basando la estrategia en la ética de la solidaridad y de la paz.

La incipiente crítica y la creciente percepción de la problemática del medio humano por parte de la sociedad, que frecuentemente genera expresiones contestatarias y reivindicativas de diversa índole y trascendencia, constituyen hechos positivos que confirman el aumento de la sensibilidad en relación con los problemas ambientales y los requisitos de la sostenibilidad. Pero esta reacción social es insuficiente si no se traduce en la participación proactiva, responsable y solidaria de todos los integrantes de la colectividad en acciones concretas. Sólo esta vía puede aportar soluciones efectivas, y conducir a asumir el grado de compromiso que se requiere para hacer frente al problema con rigor, compromiso y visión. Solo la comprensión inteligente del mundo desde una perspectiva solidaria y humanista es la que permitirá a todos los miembros de la sociedad asumir sus deberes y ejercer sus derechos sobre la base de un compromiso ético ineludible, base esencial para cualquier acción que se lleve a cabo con sentido común mediante la práctica responsable de la gobernanza y el empleo eficaz de la tecnología.

Buena parte de la acción para proteger, corregir y mejorar las condiciones del medio físico debe basarse en la utilización racional de la ciencia y de la tecnología, inclusive de la misma que secularmente contribuyó a generar problemas por su mal enfoque y uso. No obstante, a pesar de la validez de esta aseveración, se debe pensar además en métodos más audaces e imaginativos si se quiere obtener resultados susceptibles de ser consolidados y sostenidos dentro de la perspectiva del largo plazo. No se debe esperar pasivamente que opciones actualmente valiosas como soluciones conducentes a la sostenibilidad, tales como la digitalización y los sistemas y tecnologías de la Industria 4.0, sean las que por sí mismas resuelvan todo el problema. Sin negar la evidencia de que éstas constituyen valiosas herramientas a tener en cuenta, el ejercicio por parte de la sociedad del pensamiento crítico, de la imaginación y de la innovación ha de ser practicado de modo dinámico y continuo.

La creatividad y el ingenio del ser humano han de ponerse a disposición de la generación de alternativas "revolucionarias" que permitan enfocar la sostenibilidad con objetividad y visión de futuro. Por este motivo, es preciso insistir en la importancia de la investigación, de la formación y de la educación de la sociedad en temas relacionados con el entorno humano, así como el papel destacado que en este sentido han de desempeñar, cada día con mayor rigor y responsabilidad, los medios de comunicación e información, para permitir a la sociedad afrontar integralmente un tema pluridisciplinar y polifacético, en el cual intervienen diversos actores, y donde las connotaciones son tan variadas como  complejas.

La información disponible en este terreno, en momentos de imparable globalización, es de indiscutible valía, y lo será cada vez más. Por su naturaleza compleja, diversa y voluminosa, es preciso canalizarla y compartirla inteligentemente, asimilando y asumiendo su impacto en la cultura y en los valores tradicionales, evitando que vuelva a ser manipulada negativamente por las presiones del mercado, por tendencias equivocadas, o por los obscuros intereses mezquinos de algunas minorías.

 Los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas contienen sin duda alguna principios, opciones y herramientas estratégicas valiosas para alcanzar la estabilidad del mundo global. Asumidos y puestos en marcha por todos y cada uno de los agentes del mundo político y empresarial, y de la sociedad en su totalidad, pueden conducir a implantar con éxito los nuevos modelos de producción y los hábitos de consumo y comportamiento necesarios para transformar las buenas intenciones en resultados eficaces.

Inducir el cambio de actitudes que requieren dichos modelos no es tarea fácil, puesto que ello implica asumir nuevos paradigmas que a menudo resultan transgresores y disruptivos, y que exigen al ser humano abandonar la “zona de confort” en la que lo ha acomodado la inercia de sus atavismos egocéntricos.